“El delito de especulación que busca ser revitalizado por la propuesta, es un rezago de esa época. Es un dinosaurio que se busca revivir y al que se le quiere dar dientes para que muerda”
precisa el socio de Bullard Falla Ezcurra +
“No hay que ser tan dogmáticos” dijo el presidente del Indecopi en una reciente entrevista (SE) en relación con su propuesta para revitalizar el delito de especulación, admitiendo que “se pueda regular determinados precios de determinados productos en un período de tiempo como es un estado de emergencia”. Raro, viniendo de quien tiene a su cargo el defender y promover la competencia.
Hizo esta declaración en el contexto de una propuesta hecha por dicha institución -no ha sido prepublicada- para que se complete la regulación que existe en el Código Penal vinculada con la sanción de la especulación (venta de productos de primera necesidad a precios superiores a los autorizados), que no se aplica por la inexistencia de una “lista oficial de precios” desaparecida a finales de los 80. Propuestas similares existen a nivel del Congreso. Se sugiere que el Ejecutivo (no Indecopi) apruebe una para permitir que la Policía Nacional y el Ministerio Público (no Indecopi) persigan a quienes vendan limones, papas o mascarillas con “sobre precio”.
No sería la primera vez que se aplica un régimen de control de precios en el país. En el pasado hemos recurrido intensamente a ese tipo de mecanismos también para atender emergencias y superar crisis. Fue moda en los 80, época en la que se hacían colas para comprar Pan Popular y Leche ENCI, creados también para atender las “necesidades del pueblo”. En esa época, la “lista oficial de precios” incluía cerveza.
El delito de especulación que busca ser revitalizado por la propuesta, es un rezago de esa época. Es un dinosaurio que se busca revivir y al que se le quiere dar dientes para que muerda.
Lo que nos trajo la regulación de precios fue escasez (no había pan en las panaderías), mercados negros (te vendían pan “bajo la mesa” pero a precio más alto) y corrupción (el “precio oficial” tenía también su precio). No sirvió para resolver los problemas de la gente. No hay razón para pensar que aplicar un “mini” control de precios nos lleve a un resultado diferente.
Como se sugiere en un reciente comentario del Banco Mundial a raíz de la emergencia sanitaria, los controles de precios pueden empeorar la situación de escasez que se registran en los mercados o dar lugar a la formación de acuerdos anticompetitivos entre competidores que pueden perdurar incluso luego de superada la emergencia.
Lo que necesitamos no es control de precios; sino control de las condiciones de competencia en las adquisiciones hechas por la Policía Nacional, Municipalidades o el Minsa. Si las mascarillas o el alcohol en gel están siendo adquiridos con “sobre precio” de pronto es porque hay acuerdos entre los competidores o porque alguien está cobrando bajo la mesa. Para ejercer ese control no se requiere revivir un dinosaurio ni ser tan dogmático.
Alejandro es Máster en Regulación por el London School of Economics and Political Sciences, Reino Unido. Abogado por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Tiene práctica en las áreas de Derecho de la Competencia, Regulación Económica, Regulación en Telecomunicaciones, Energía y Transporte, Responsabilidad Civil Extracontractual, Contratos y Arbitraje. Cuenta con un nivel fluido de inglés.