El Arbitraje Artificial: la inminente llegada de la inteligencia artificial y su eventual interacción con el arbitraje

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Publicado por: BFE+

En los últimos años se ha escrito mucho acerca de la inteligencia artificial y de cómo esta incide o incidirá en el mundo del arbitraje. La mayor parte de los autores que han abordado esta materia sostienen que la relación es de sinergia más no de amenaza, al considerar que la inteligencia artificial puede proveer de herramientas muy útiles para ejecutar ciertas tareas propias de la industria legal como la revisión de contratos y due diligence (ej. ThoughtRiver o Leverton), asistencia legal (Knomos o Voicea) o realizar revisiones de documentos (EDR), pero que no le resulta posible ejecutar tareas tan especializadas y/o complejas como la resolución de una controversia comercial. 1

Algunos operadores incluso han llegado a concluir que el arbitraje “ha probado ser particularmente resiliente contra la inteligencia artificial (…) y es que a pesar de que ha automatizado muchos procesos para beneficio de sus operadores, no resulta suficiente para reemplazar a asociados junior”.2 Es más, el profesor Hugh Carlson llegó a afirmar en su momento que el efecto disruptivo de la inteligencia artificial no llegaría hasta que podamos llegar a decir “Alexa, prepárame tres párrafos explicando porqué el flujo de caja descontado es una metodología inapropiada y que la IA ejecute dicha tarea de modo confiable”. 4

Para bien o para mal, ese momento disruptivo ha llegado. Hoy la inteligencia artificial ya se encuentra en capacidad de preparar tres o más párrafos cuestionando el uso del flujo de caja descontado o cualquier otra metodología, e incluso responder a interrogantes de mucha mayor complejidad de manera certera y razonada. Algo impensable hasta hace muy poco tiempo.

De hecho, actualmente la inteligencia artificial utilizada por ChatGPT (creada por la compañía americana OpenAI) puede simular diálogos, responder preguntas consecutivas que estén vinculadas entre sí, admitir equivocaciones, cuestionar premisas incorrectas de su interlocutor e incluso rechazar contestar una pregunta que considere inapropiada. Y todo ello con un nivel de precisión y detalle sorprendentes. Para muestra, un botón:

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Animo al lector a probar este instrumento, que actualmente es de libre acceso (https://chat.openai.com/chat). Siéntase libre de formular cualquier pregunta. Le resultará ‘virtualmente’ imposible distinguir si le ha contestado un ser humano o una inteligencia artificial dado el nivel de razonamiento expuesto y la sofisticación de las respuestas. 

Todo lo anterior nos lleva a preguntarnos si las actuales capacidades de la inteligencia artificial deben llevarnos a replantearnos el impacto que ésta pueda tener en la práctica del arbitraje comercial, o incluso cuestionarnos acerca de la posibilidad de tener arbitrajes que sean llevados enteramente por inteligencias artificiales.

Curiosamente, el arbitraje comercial cuenta con una característica particular que le protege – por ahora- de verse invadido por la inteligencia artificial: la confidencialidad de los laudos y la dificultad de acceder a una base de datos que les recopile. La inteligencia artificial requiere necesariamente de una fuente de información que permita realizar el proceso de “machine learning” y comparar estadísticas y resultados. Hoy no se cuenta con una plataforma que recopile toda esa información. La máquina no tiene de dónde aprender.

Por otra parte, aun con los pasos agigantados que viene dando la inteligencia artificial, no parece probable que los árbitros sean reemplazados por máquinas en el corto plazo. Usualmente se exige que las decisiones dictadas en el marco de un arbitraje se encuentren debidamente motivadas, y si bien la inteligencia artificial puede responder preguntas complejas con un nivel de detalle sorprendente, aun no se encuentra en plena capacidad de calificar o dar conclusiones específicas. Más aún, la máquina todavía no puede escapar del problema de sesgo. Su configuración no es inmune a los sesgos de su programador.

Pese a todo lo anterior, es lógico preguntarse si la inteligencia artificial estará en capacidad de conducir un arbitraje comercial en el futuro. La propia inteligencia artificial – de momento- nos responde esa pregunta.

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