11/01/2014 El Comercio de Perú
Hace poco más de un año escribí sobre la extinción de los elefantes (“La tragedia de los comunes”, 24 de noviembre del 2012). La caza furtiva los puso al borde de desaparecer de la faz de la tierra. Ante el fracaso del Estado, lo que funcionó fue la gestión de la conservación por medio de la creación de reservas privadas. Países como Namibia, Zimbabue y Sudáfrica han dado control de su fauna a los propietarios de la tierra en la que viven los animales, incluyendo a los elefantes. ¿Los resultados? En Sudáfrica, las manadas de elefantes crecen a un ratio de cinco por ciento anual. En Kenia, donde no se ha implementado este modelo, la población de elefantes cayó de sesenta y cinco mil a diecinueve mil entre 1979 y 1989, mientras que en Namibia, donde ocurre lo contrario, la población creció de treinta mil a cuarenta y tres mil en el mismo período.
La fábula del elefante y la pava
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