¿Y si los centros de arbitraje ofrecieran IA especializada a partes, árbitros y secretarios?

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Publicado por: BFE+

El uso de inteligencia artificial (IA) generativa está revolucionando prácticamente todas las industrias, incluido el arbitraje internacional. Cada vez surgen más startups, como Harvey, centradas en desarrollar asistentes de IA especializados en el trabajo que realizan los abogados en sus distintos roles. Estas herramientas se enfocan en tareas concretas del litigio, incluido el arbitraje, y su crecimiento ha sido explosivo. Con este ritmo de avance, es difícil no sentir que la IA transformará o incluso reemplazará muchas de las formas actuales de ejercer la abogacía.

La encuesta de 2025 preparada por la Universidad de Queen Mary de Londres es un buen termómetro de cómo percibe el mercado esta transformación. Contestada por 2.402 usuarios del sistema arbitral, muestra tendencias claras. En los próximos cinco años: el 91 % espera usar IA para labores de investigación y análisis de datos; el 52 % cree que los árbitros empezarán a incorporar IA en sus funciones; y un 24 % anticipa que disminuirá la necesidad de secretarios arbitrales.

Pero no todo es entusiasmo. El 18 % de los encuestados identificó el costo como un impedimento para acceder a herramientas de IA especializada. La preocupación se centra especialmente en firmas pequeñas, negocios con recursos limitados y usuarios de países en vías de desarrollo. Si bien la encuesta se enfoca en las partes, es razonable entender que esta preocupación también alcanza a árbitros y secretarios, sobre todo considerando que muchos árbitros tienen prácticas independientes, sin el respaldo financiero de una firma.

Este tipo de brecha puede generar un desequilibrio estructural entre quienes tienen acceso a IA especializada y quienes no. No es una diferencia menor: con asistentes de IA en constante evolución, quien los tiene redacta, investiga y analiza a otro nivel. Esta situación cambia por completo el terreno de juego.

Frente a esta limitación de acceso, una solución viable podría venir desde las propias instituciones arbitrales. Por ejemplo, grandes centros como la Corte de Arbitraje de la Cámara de Comercio Internacional (CCI) podrían ofrecer, al inicio de cada caso, el acceso opcional a servicios de IA especializada tanto para árbitros, partes y secretarios. Solo en 2024, la CCI recibió 841 nuevos casos y terminó el año con 1.789 activos. El volumen es suficiente para pensar en un modelo escalable.

¿Cómo funcionaría? La CCI negociaría con los principales proveedores del mercado (como Harvey o similares) la posibilidad de contratar cuentas individuales on demand, ya sea para casos individuales o en paquetes de casos. Estas cuentas se activarían solo cuando se necesiten y con tarifas preferenciales, gracias al volumen de usuarios agregado que centros como la CCI pueden ofrecer a las empresas que desarrollan los asistentes de IA. Los usuarios podrían elegir entre distintas opciones, con información clara sobre funcionalidades, puntuaciones de rendimiento, y comentarios tanto de otros usuarios como del propio centro. Una suerte de mercado digital dentro de la plataforma del centro.

El resultado sería un acceso más amplio, equitativo y eficiente a herramientas que de otro modo quedarían fuera del alcance de algunos usuarios del sistema. Esto permitiría que árbitros independientes, pequeños estudios jurídicos, usuarios institucionales de países en desarrollo y secretarios puedan aprovechar el poder de la IA sin romper su presupuesto. Y, a la vez, fomentaría una adopción masiva de estas tecnologías, acelerando su mejora y adaptación al entorno arbitral.

Este sistema no busca limitar a quienes puedan y quieran contratar IA de forma ilimitada para toda su operación. Esos usuarios seguirán teniendo incentivos para hacerlo, especialmente la personalización del servicio, seguimiento e implementación en todos sus procesos internos. 

La revolución tecnológica del arbitraje ya empezó. Un cambio de este tipo permitiría nivelar el tablero, sin patear la mesa.