El arbitraje en los tiempos del Cólera

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Se dice que el Perú es el país con más arbitrajes per cápita en el mundo. No hay data que lo confirme, pero un reciente informe de la CLA que recoge información de 353 casos internacionales y 2412 casos domésticos en 2019, confirma que lo es en Latinoamérica.

Las partes brasileñas lideran los casos internacionales (156 casos como demandantes y 157 como demandadas frente a 53 y 63 de Perú, respectivamente), mientras que en árbitros se tienen 240 brasileños, 105 peruanos y 46 colombianos. Sin embargo, Brasil tiene una población de más de 200 millones frente a poco más de 30 millones de Perú.

En arbitraje doméstico, Perú arrasa con casi 1250 casos administrados por sus centros arbitrales (más del 50% de los casos reportados en la región), seguido por Brasil con cerca de 550 casos y, mucho más, atrás Ecuador y Colombia con menos de 200 casos cada uno.

El fenómeno se explica por una posición favorable del Estado peruano al arbitraje (virtualmente todos los contratos del Estado tienen arbitraje obligatorio), una ley de arbitraje monista moderna, con las mismas reglas para arbitraje internacional y doméstico, y un poder judicial en general respetuoso del arbitraje.

El Covid-19 no habría afectado esta tendencia ni en Perú ni en Latinoamérica. La práctica arbitral se adaptó rápidamente y aceleró la tendencia al uso de medios virtuales, incluso para el desarrollo de audiencias. Las amenazas vendrían de otro lado: modificaciones poco técnicas de las normas de arbitraje motivadas más por ignorancia que por necesidad, inclusión de árbitros en procesos penales vinculados a actos de corrupción, algunos de ellos por serio desconocimiento de los fiscales y jueces de la práctica arbitral.

Esas plagas no parecen, al menos aún, la tendencia. En tiempos de cólera, todo indica que el arbitraje seguirá creciendo en el Perú.

Alfredo Bullard