04/10/2014 El Comercio de Perú
Todos tenemos días malos o buenos. Los malos a veces son realmente malos. Deseamos que el día se acabe pronto. Un consejo: ese día que desea no haberse levantado, aproveche el atardecer. Ir a verla puesta del sol a un lugar tranquilo como una playa o una colina puede relajarnos y hacer más vivible lo que parece no serlo. Tratar de despedir un mal día sonriendo puede ser difícil, pero es mejor que acabar amargado o renegando. La paz parece el mejor remedio a un mal día.
Esperando el atardecer
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