20/07/2013 El Comercio de Perú
«Una y otra vez, en sus campañas electorales OllantaHumala lo recordó con esa frase. Lo calificó como “un auténtico nacionalista” y sentenció que “muchas de sus obras revolucionarias quedaron inconclusas”. Ya de presidente, escarapeló el cuerpo de más de uno con frases o actos de admiración, como cuando le entregó a Hugo Chávez el libro “La voz de la revolución”, una colección de discursos de Velasco. Pero hace solo unos pocos días nos hizo recordar al fallecido militar de otra manera. Humala sugirió que el Tribunal Constitucional debía de abstenerse de resolver ciertos casos importantes, en clara alusión a la sentencia que se venía sobre la obligación de pagar los bonos de reforma agraria. Y la reforma agraria es el regalo más pesado y vergonzoso de la revolución velasquista. Allí tuvo que recordar no a un idealizado revolucionario, sino al dictador arbitrario que avasalló los derechos ajenos y tomó por asalto lo que no era suyo.»
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“Nuestro querido general Velasco”
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