Imagínese llegar a una nueva casa. Le gustan sus acabados, tiene una excelente distribución y se encuentra ubicada en un lugar inmejorable. Luego de unos meses, empieza a escuchar sonidos extraños. No entiende bien qué es o de dónde vienen. Cada vez el sonido es más fuerte y se escucha con más frecuencia. Y de pronto se manifiesta, se trata de un fantasma que busca ahuyentar a los nuevos habitantes de la casa. Esta es la típica situación de una película de terror.
Lamentablemente, esta también es una descripción de lo que suele suceder cada cierto tiempo en nuestro país., el fantasma del control de precios suele reaparecer siempre, rondando y buscando eco. Su última aparición viene de la mano del ministro de Salud, quien, ante el crecimiento de la demanda de medicamentos por el incremento en el número de contagios de la nueva variante de COVID, recientemente declaró: “Tiene que haber un límite, un techo en los precios”, “tiene que haber un nivel de control porque la progresión de los contagios se va a mantener por un tiempo más”, entre otras frases, todas relacionadas a un control del precio para los medicamentos.
El control de precios causa terror. A diferencia de los fantasmas, este es un terror racional. Existe suficiente información sobre las consecuencias del control de precios, como la escasez, mercados negros, etc. Lamentablemente, las propuestas de control de precios en Perú no suelen estar respaldadas por análisis ni data que las sustente. Por ejemplo, en el 2019, Ipsos realizó un análisis comparativo sobre los precios de los medicamentos en el Perú y Latinoamérica. Este estudio se hizo en base a los medicamentos más relevantes (22 skus) según los segmentos crónicos y habituales, agudos y genéricos. El resultado fue que en el Perú los medicamentos son 30% más baratos que en la región. Analizados cada segmento por separado, Perú se encontraba entre los tres países con los precios baratos.
Ahora bien, se podría pensar que esta es una medida excepcional, que “solo sería para los medicamentos”. Sin embargo, nuestro país es el lugar donde lo temporal se hace permanente y lo excepcional se hace recurrente. Abrir la puerta al control de precios significaría convertirlo en una solución política para otros mercados. Esta sería solo una “solución” a corto plazo. El desarrollo de los países viene de la mano de soluciones que generen mayor bienestar en el largo plazo, entre estas soluciones se encuentra el fomentar mayor competencia en el mercado. Al menos esta es la solución que se buscaría en nuestro país, de acuerdo con la Constitución Política y el marco normativo vigente.
En efecto, artículo 4 del Decreto Legislativo 757 establece que “la libre competencia implica que los precios en la economía resultan de la oferta y la demanda”. Los mercados se rigen por la oferta y la demanda, siendo posible la fijación de tarifas solo para servicios públicos. Así, la solución a los problemas o fallas de mercado pasa por fomentar una mayor competencia, a través de distintas medidas. INDECOPI tiene la facultad de desarrollar abogacías de la competencia, para analizar mercados y dictar recomendaciones que mejoren las condiciones de competencia.
Recientemente, la Dirección Nacional de Investigación y Promoción de la Libre Competencia viene desarrollando estudios de mercado en distintos sectores. Los esfuerzos del Poder Ejecutivo deberían estar dirigidos a promover dichos estudios para que sean realizado con el mayor rigor técnico, en lugar de promover medidas anacrónicas.
Omar es abogado por la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Tiene experiencia en las áreas de Libre Competencia, Regulación, Derecho Administrativo y Derecho Civil; relacionadas a sectores de Puertos, Energía, Retail, Cementos, entre otros. Cuenta con un nivel fluido de inglés.