22/09/2012 El Comercio de Perú
«Las regulaciones de construcción en Estados Unidos exigen cumplir decenas de trámites y seguir centenas de pasos. Son tan imposibles de cumplir que si todos los funcionarios a cargo de su aplicación fuesen honestos, no se construirían casas. El estadounidense Gary Becker, premio Nobel de Economía, sentenciaba que gracias a Dios hay corruptos. Y es que muchos trámites creados por la burocracia conducirían a un inmovilismo económico agobiante si no encontrasen la flexibilidad de la “vista gorda”, lubricada por unos billetes o por un tarjetazo. No hay que malinterpretar las cosas. Ni Becker, ni este artículo sostienen que la corrupción es buena y deseable. Es todo lo contrario.»